Alguna vez nos llamó la encargada de la biblioteca de un colegio que se encuentra en San Jerónimo.
-Organizamos la colecta de libros para la biblioteca de este año y vamos a descatalogar algunos libros viejos, me gustaría que vinieran y me digan que se pueden llevar-, menciono también que ya le habían contado de nosotros y de nuestra labor y que estaba muy contenta de conocernos.
No creía lo que decía, algo me impedía recibir el reconocimiento. Pero mientras ella seguía hablando comencé a pensar que sí, que debe haber personas que se sientan orgullosas de nuestro trabajo y tomen nuestra causa como suya.
Tuve la fortuna de conocerla y le agradecí por sus palabras, aún las conservo y vuelvo a ellas cuando hacen falta.