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A los universitarios

Cada historia cuenta

Fue en una casa en Las Lomas de Chapultepec. Nos recibió una de las hijas herederas, la biblioteca perteneció a uno de los fundadores de uno de los partidos políticos más importantes del país, los estantes ocupaban del piso hasta el techo, cuya altura era de más de cuatro metros, nos ofrecieron sólo una parte, aquellos libros que el anterior dueño deseaba que fueran utilizados por estudiantes universitarios preocupados por su país, los adquirimos y los desplazamos en la universidad, en una feria del libro, ayudamos a cumplir su deseo.

El resto de los libros los ofrecieron a una subastadora, no todos se vendieron, los restantes, también los adquirimos, a un mayor precio, de igual forma los distribuimos en la universidad, sólo que en este caso fue con los profesores.

Quedaron en buenas manos.

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Ceemos que los libros usados son como un tesoro en las manos de quien los quiere leer

Por eso nos esforzamos tanto, porque también somos lectores, porque apreciamos el gesto de querer que otros aprovechen esas lecturas que nos apasionaron, que nos acompañaron en noches de desvelo, que nos llevaron a mirar el mundo de otra forma.

Cuando tu nos llamas se pone en marcha un engrane interesante, desde la oficina Marily toma la llamada y se entrevista brevemente contigo. Te hace sentir como si hablaras con alguien que conoces de años, programa tu cita y cuando termina se comunica con Gustavo quien acudirá a la cita.

El día de la visita, Gustavo llega puntual, en la camioneta en la que cargará los libros, pulcro, con su uniforme y su herramienta.

Revisará los libros, pagará por ellos y los cargará en la camioneta. Manejará el tiempo que sea necesario para llevarlos consigo a la bodega en donde Luis los recibirá.

Luis le ayudará a bajar los libros de la camioneta, los colocarán sobre bancos de trabajo y en los siguientes días con la ayuda de Alberto y de Emilio decidirán su destino.

Algunos de esos libros se irán a Ferias de libros usados, otros a librerías, algunos más con estudiantes y otros se quedarán temporalmente en los libreros de la bodega porque también nos gusta leer.

Así, hasta que todos los libros encuentren su propio destino.