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Las personas no dejan de sorprenderme, para bien.

Cada historia cuenta

somos afortunados entre libros

Las personas no dejan de sorprenderme para bien.

En la mañana nos llamó el señor Hurtado, hace más o menos un año que le compramos unos libros. Es una persona muy agradable, menudo y bajito, siempre está sonriendo.

Da clases de lingüística, creo que está por jubilarse.

-Hola, ¿cómo han estado?, hace un año vinieron a mi casa y me compraron unos libros, un amigo se va a cambiar de casa. Tiene muchos libros de historia y me tomé la libertad de recomendarlos, ¿Siguen comprando libros verdad?…

Durante su llamada no paró ni para respirar, pero no fue incomodo, fue sincero. Contó que desde que se fue a vivir a Cuernavaca se ha sentido mejor de su presión y que le gusta el clima, a demás que con eso de las clases en línea tiene más tiempo para dedicarle a su esposa y a su segunda pasión, cocinar.

-Y cuando vengan por lo libros, pásenme a visitar muchachos, yo me he estado cuidando mucho y no salgo, les prepararé algo para que se lo lleven para el camino. A mi esposa y a mí nos dará gusto verlos.

Somos afortunados, en esto de comprar libros usados siempre nos encontramos con personas excepcionales. Gracias por recomendarnos.

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Ceemos que los libros usados son como un tesoro en las manos de quien los quiere leer

Por eso nos esforzamos tanto, porque también somos lectores, porque apreciamos el gesto de querer que otros aprovechen esas lecturas que nos apasionaron, que nos acompañaron en noches de desvelo, que nos llevaron a mirar el mundo de otra forma.

Cuando tu nos llamas se pone en marcha un engrane interesante, desde la oficina Marily toma la llamada y se entrevista brevemente contigo. Te hace sentir como si hablaras con alguien que conoces de años, programa tu cita y cuando termina se comunica con Gustavo quien acudirá a la cita.

El día de la visita, Gustavo llega puntual, en la camioneta en la que cargará los libros, pulcro, con su uniforme y su herramienta.

Revisará los libros, pagará por ellos y los cargará en la camioneta. Manejará el tiempo que sea necesario para llevarlos consigo a la bodega en donde Luis los recibirá.

Luis le ayudará a bajar los libros de la camioneta, los colocarán sobre bancos de trabajo y en los siguientes días con la ayuda de Alberto y de Emilio decidirán su destino.

Algunos de esos libros se irán a Ferias de libros usados, otros a librerías, algunos más con estudiantes y otros se quedarán temporalmente en los libreros de la bodega porque también nos gusta leer.

Así, hasta que todos los libros encuentren su propio destino.